Inicio Historia y Teoria ANIVERSARIO DE LA VICTORIA: 65 AÑOS NO ES UN DIA

ANIVERSARIO DE LA VICTORIA: 65 AÑOS NO ES UN DIA

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Fuerza 18 de octubre

Por Diego Militante.

A 65 años de la histórica toma, la vigencia de la lucha por la vivienda 

La noche del 30 de octubre del año 1957, miles de pobladores del llamado Zanjón de la Aguada, arribaron sigilosamente al fundo “La Feria” con sus carretas cargadas con maderas y carpas instalándose con sus hijos en busca de imponer el derecho de tener su espacio para vivir. Venían del cordón de miseria que se extendía desde la Gran Avenida en paralelo a la línea ferroviaria Ñuñoa Estación Central, empujados por la necesidad de salir de la marginalidad y de la abyecta situación que habitaban, sin alcantarillas, agua potable ni electricidad (es decir, terrenos sin urbanización), sobre el ducto de bajada de las aguas servidas de los sectores pudientes y que se abría a tajo abierto desde la calle Club Hípico hasta desembocar en el Mapocho, convirtiéndose para los niños en foco de infecciones y hasta de entretención navegable en su inocencia.

Ocurría el último año de gobierno del llamado “General de la Esperanza” -Carlos Ibáñez del Campo- como lo denominaron fuerzas políticas del momento, incluidos gran parte de la izquierda. En hechos concretos, este gobierno jugó todas sus cartas para desalojar a los ocupantes, no podía aceptar que este sector de desarrapados marginales desconocieran la autoridad republicana populista. Usaron los métodos combinados de persuasión y represión, ofreciendo lugares alternativos en la periferia de la región metropolitana a los pobladores, ya que la toma era vista como un atentado a la propiedad que no podía permitirse. El cercamiento del fundo “La Feria” por las fuerzas policiales se mantuvo durante el resto de mandato.

En septiembre del año 1958 se dio el triunfo del candidato de la derecha Jorge Alessandri, el que intensificó las presiones contra la toma, que a esa altura había adquirido estado de

acontecimiento nacional e internacional, calificado por muchos como la primera toma masiva de pobladores en América Latina. Con mayor razón el estado burgués, necesitaba el desalojo para afirmar su autoridad y, frente a ello, la respuesta de los pobladores fue unitaria y clasista, desalojando de este lugar al enviado del gobierno, nada menos que el ministro de la vivienda Pinto Lagarrigue. Fue una reacción memorable que se dió en el contexto de una correlación de fuerzas favorables, cuándo los representantes políticos de la izquierda vernácula ( Partidos: Comunista, Socialista, Radical y otros menores) no habían perdido aún su vinculación con los intereses básicos del pueblo chileno, en este caso el derecho a construir una vivienda digna y propia.

La reacción determinada, unitaria y clasista de los pobladores acompañando a sus líderes naturales fue la causa del triunfo logrado, así como la abnegación y compromiso con las tareas planteadas: vigilancia del espacio, construcción de la escuela y policlínico con adobes fabricados aquí mismo el levantamiento de postes para alumbrado. Todo esto fue una experiencia comunitaria que cohesionó firmemente la voluntad de estos hombres y mujeres del pueblo. En ese contexto, recordaremos la contribución al ordenamiento del territorio de la juventud estudiantil de las universidades de Chile y Católica, aportando sus conocimientos de ingeniería para trazar las calles, sitios y espacios para servicios como escuela, policlínico y otros.

Esta batalla epopéyica de pobladores por una lucha legítima de obtener un lugar físico para construir vida y familia fue pagada con sudor y sangre: recordamos aquí la marcha al cementerio general que cruzó todo Santiago para sepultar a 6 o 7 niños fallecidos como consecuencia de enfermedades contraídas en la dureza del campamento. La dictadura se cobró venganza en nombre del sistema ofendido por el triunfó de un pueblo organizado, esto está patentado en el monolito de la plaza interna Wladimir Tobar, que registra y recuerda a hombres y mujeres detenidos desaparecidos y fusilados en las protestas contra la dictadura incluyendo al párroco André Jarlan. A estos luchadores se  suman los caídos en el periodo del regreso al democratismo capitalista, tutelado aún por la constitución pinochetista parchada por Ricardo Lagos Escobar y que el proyecto de nueva constitución buscaba reciclar.

Pero, como dice el título “65 años no es un día”, efectivamente. La vida fluye para bien y para mal. Eso nos obliga a reconocer, con nostalgia tal vez, a los viejos que ya no están consecuentes con su clase, militantes en muchos casos de partidos que, en el transcurso de estas 7 décadas, se transformaron en meros instrumentos de la gobernabilidad burguesa, casados en las tesis de apoyo crítico y mal menor, abandonando toda perspectiva política revolucionaria para terminar con el régimen de explotación donde el acceso a la vivienda -como a la salud, la educación e incluso la alimentación adecuada- son vedados a las mayorías populares.

Ayer como hoy, la lucha por la vivienda propia tiene absoluta centralidad. El régimen neoliberal instaurado por la dictadura y consolidado por los 33 años de una democracia sometida al capital han agudizado la crisis habitacional. Los campamentos se reproducen, mientras asalariados ven cada vez más lejana incluso la posibilidad de endeudarse y quienes lo están corren riesgos de perderlo todo en la medida que la situación económica empeora y las deudas hipotecarias se tornan impagables. Boric, lejos de sus promesas de campaña, se ha dedicado a pactar con los sectores políticos que gestionaron los 30 años negando éste derecho fundamental, garantizando la especulación inmobiliaria al servicio de las ganancias de los bancos y pulpos empresariales de la construcción.

Para los luchadores del presente la historia de “LA VICTORIA” -sí, con mayúscula- debe ser un ejemplo de capacidad organizativa, independencia de clase y autovalencia que impulse la construcción del referente revolucionario que no hemos logrado aún. La tarea de construir la herramienta política que nos permita la conquista de todos los derechos negados y avanzar hacia un gobierno de la clase trabajadora sigue pendiente. Desde la Fuerza 18 de Octubre estamos empeñados en éste camino y, desde éste lugar, reivindicamos la lucha de los pobladores de LA VICTORIA.

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