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Trump: “El mundo nos roba”

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El líder de EE.UU. amenaza al G-7 con la guerra comercial total si no reducen los aranceles


Trump: “El mundo nos roba”
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el de Francia, Emmanuel Macron, mantuvieron ayer un encuentro bilateral (Saul Loeb / AFP)
WASHINGTON. CORRESPONSAL

¿La cumbre del G-7? “Tremendamente exitosa” para Estados Unidos, según Donald Trump. ¿El nivel de sus relaciones con los otros socios? “Un 10” sobre 10. ¿Sus conversaciones con los demás líderes fueron tan tesas como parecía? “No, sólo un poco subidas de tono porque esto no puede seguir así”. “Se van a replantear algunas cosas”. Porque “el mundo nos roba”, ellos lo saben y si esto no cambia avanzamos hacia una guerra comercial total, avisó.

La exultante descripción del líder estadounidense del G-7 celebrado en La Malbaie, en el corazón de Quebec, quedó enseguida desmentida por las negociaciones para pactar un comunicado conjunto que salvara la cara del club y por la rauda distribución por parte de la cancillería alemana de una fotografía que refleja el aislamiento de Estados Unidos. Es la imagen del todos contra Trump de su segundo G-7, con el líder de la primera potencia sentado solo con cara de pocos amigos, interpelado por Angela Merkel, rodeado y aislado en su negativa a resolver las disputas comerciales mediante el diálogo y no las guerras arancelarias, mantener la cooperación con Irán para no perder el control sobre su programa nuclear o luchar contra el calentamiento del planeta.

Trump firma el comunicado final y se retira horas después, por Twitter, enfadado con Trudeau

La foto tuiteada por el portavoz de la canciller alemana refleja el hartazgo de europeos y canadienses con las tácticas del actual inquilino de la Casa Blanca (chantaje, amenazas…), pero la realidad es probablemente algo más matizada. Ni las demás potencias asumen que van a tener que dejar de “aprovecharse” de Estados Unidos como asumen que han hecho hasta ahora según la lectura que hace Trump, ni están dispuestas a plantar cara a las bravas ni a romper con el líder de Estados Unidos, por mucho que les disguste los aranceles que ha empezado a aplicar a sus importaciones de acero y aluminio o la guillotina de que si no se ataja la disputa quizás pronto también cobrará a los coches de la Unión Europea.

Aunque el presidente francés, Emmanuel Macron, amenazó la víspera de la cumbre con pactar una declaración al margen de Estados Unidos, consolidando la imagen de un G6 al margen de Trump, a la hora de la verdad buscaron el compromiso. El texto pactado iba más lejos de lo previsto, lo que hace dudar del compromiso de Washington con su contenido. El G7 reconoce el “papel crucial” del sistema de reglas que rige el comercio internacional y se compromete a “luchar contra el proteccionismo”, afirma el texto, en clara oposición a las políticas nacionalistas de Trump.

Además de poco creíble, era demasiado bonito: poco después del final de la reunión, Trump arremetió desde el Air Force One a través de Twitter contra las “falsedades” que el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, dijo en la rueda de prensa (le corrigió sobre el estado de las negociaciones del NAFTA), ordenó a su equipo en La Mabaie retirarse del comunicado del G7 y anunció que prepara aranceles a los coches de importación “que inundan el mercado estadounidense”. “Se hizo el corderito durante las reuniones del G7 sólo para dar una rueda de prensa después de irme yo y decir que los aranceles estadounidenses son insultantes”, criticó, aunque no era la primera vez que el canadiense criticaba el castigo comercial estadounidense por motivos de “seguridad nacional”. “Muy deshonesto y débil”, añadió.

Trump

El portavoz de Merkel publica una foto de todos los líderes contra Trump

Durante las discusiones Trump sorprendió al G-7 con una propuesta inesperada y contradictoria con sus últimas acciones: acabar por completo con los aranceles, barreras no monetarias y subsidiosque frenan los intercambios comerciales. Sus socios dudan que realmente Estados Unidos, un país que protege enormemente la entrada de capital extranjero y subvenciona no pocos sectores económicos, esté dispuesto a dar semejante paso. “Pero quizás esto abra el camino a algún tipo de solución”, dijeron fuentes diplomáticas europeas.

Si nada lo remedia, desde el uno de julio la UE, Canadá y México responderán a la ofensiva de Trump contra el acero y el aluminio con aranceles a ciertos productos estadounidenses. El líder estadounidense advirtió que sería “un gran error” hacerlo y responderá tomando “las medidas que sean necesarias” para proteger a la industria y los trabajadores de EE.UU., dijo.

Su discurso sobre el comercio internacional exaspera a sus socios internacionales. Su análisis se centra sobre todo en la industria manufacturera y la agricultura, cuando el grueso de sus relaciones comerciales con sus socios están en el sector servicios, donde Estados Unidos tiene una balanza comercial positiva con Europa. Trump citó por ejemplo los aranceles que algunos países aplican a los lácteos estadounidenses, de hasta el 270%, dijo, y se escandalizó porque India aplique un 100% a algunos productos made in USA. La media arancelaria que a las exportaciones de bienes de Estados Unidos es sin embargo de sólo un 2,4%, según un informe de la OMC, una cifra que sería del 3,1% para Canadá y del 3% para la UE.

 

Trump compareció ante la prensa para llevar un poco más lejos su teoría de cómo el planeta se aprovecha injustamente de Estados Unidos. “No culpo a los otros países. Culpo a la gente que nos ha representado en el pasado. Pero esto va a cambiar, lo digo en serio. Los aranceles van a bajar, esto no puede seguir así. Somos la hucha cerdito de la que todo el mundo roba. Esto se va a acabar”,proclamó.

“La UE ha sido brutal con Estados Unidos” y sus líderes “lo saben”, por eso “sonríen cuando se lo digo”, aseguró. “Es como si les hubiéramos pillado”, “no se pueden creer que se hayan salido con la suya tanto tiempo”. Pero Estados Unidos está dispuesto a cerrar sus mercados a los países que no rebajen los aranceles a sus exportaciones, aseguró su presidente. “Esto se va a acabar o vamos a dejar de comerciar con ellos”, aseguró Trump, que llegó tarde a la cumbre y se fue el primero para volar sin demora a Singapur, donde el martes se verá con el líder norcoreano, Kim Jong Un.

Estados Unidos se desmarcó de las conclusiones sobre cambio climático, la misma fórmula que se utilizó hace un año en e G7 de Taormina para evitar una imagen de ruptura del club, que se reúne desde 1975. La cumbre dejó también otra estampa para el álbum de fotos de la curiosa relación personal entre Trump y Macron: la marca blanca que el pulgar del francés dejó en la mano al estadounidense tras saludarle el viernes. Fue un apretón más breve que el primero de hace un año en Bruselas (interminable) pero, al parecer, aún más intenso.

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