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Otro Chile es Posible: Reflexiones acerca el Paro Docente Indefinido

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11 DE JUNIO DEL 2019 MARCHA DE PROFESORES POR LA RUTA 68 HASTA EL CONGRESO NACIONAL. FOTO: DEDVI MISSENE

NELSON VIVEROS LAGOS

Fundación Nueva Educación y Sociedad

El desarrollo del Paro Indefinido del Profesorado ha superado gran parte de las expectativas existentes en su inicio, incluidas las de los propios dirigentes convocantes, ante la constatación de cuestiones como la masividad y persistencia de la adhesión de la base social al movimiento; el gran compromiso, entusiasmo y creatividad que ésta ha exhibido en las calles del país durante las manifestaciones públicas; la amplitud del arco de organizaciones sindicales y sociales de la educación y de otros sectores del mundo laboral y popular, incluyendo a sindicatos y federaciones del profesorado de colegios particulares subvencionados, que han
concurrido a prestarle apoyo y solidaridad; el carácter del conjunto de las demandas que no privilegian la ya habitual materia reivindicativa, sino que relevan planteamientos sobre políticas públicas del Sector, la deplorable situación de la educación del país, la vulneración de los derechos educativos de los estudiantes y sus familias, y la defensa de la Educación Pública en aguda crisis, todas las cuales han sido argumentadas como ejes centrales del Paro.
Con todo esto se ha ido configurando un movimiento cuyo resultado si bien puede ser incierto, representa una experiencia laboral, social y ciudadana inédita, muy esperanzadora para nuestra Sociedad, cuyas grandes mayorías han estado sufriendo abusos, carencias y postergación sistemáticas, las que han contribuido a generar en amplios sectores sociales y políticos un profundo desgano, inacción y pesimismo.
Esta situación no excluye la posibilidad de la intervención reactiva de uno de los actores políticos principales del país, el Gobierno, detentor de un recalcitrante espíritu conservador, autoritario y represor. Este puede persistir en continuar la actitud soberbia adoptada hasta ahora de no darse por interpelado por esta sorprendente movilización social, a la espera que esta decaiga por cansancio y frustración. Esto no obvia a que pueda decidir recurrir al empleo de la misma brutal represión que se ha venido utilizando contra el movimiento estudiantil, la que podría extenderse en contra de los docentes movilizados y de sus dirigentes.
Cualquiera sea el rumbo de los acontecimientos, el movimiento docente ha creado de suyo una situación hasta ahora prácticamente inexistente: un significativo y frontal desafío a la ideología y a la cultura imperante, que han fundamentado un sistema de dominación instalado en Chile desde 1973. Esta circunstancia quizás explique la inacción de casi todos los actores políticos de la oposición respecto a este conflicto, a quienes este movimiento interpeló masivamente para que intervinieran al decidir
movilizarse este martes 11 al Congreso Nacional, desafiando al frío y la lluvia, en subsidio de la iniciativa que debería haber sido adoptada por quienes dirigen ésta mayoritariamente cuestionada institución y quienes no necesitan antecedente alguno para darse por informados sobre la conducta de un Gobierno que desoye, no escucha, no atiende, temas que son propios de la centralidad, las necesidades y los derechos personales y sociales fundamentales de todo país contemporáneo, como lo es la educación. Por lo tanto, deberían haber sido éstos quienes invitaran a este masivo y simbólicamente importante movimiento social para que expusieran en sus
salas las razones que les movilizan, las causas que hacen que el conflicto se
mantenga y la forma de contribuir en una situación que debería interesar y comprometer activamente al conjunto de las instituciones del Estado.
El movimiento del Magisterio Nacional, con lo obrado hasta ahora, sin haberlo previsto está constituyendo un punto de inflexión histórico social, que debería incentivar las reflexiones, el diálogo y el despliegue de todo tipo de iniciativas, para reconstruir una estructura social y política que permita un proceso de cambio al estado actual del país.
Resulta evidente que la concurrencia de los distintos sectores de trabajadores, organizaciones sociales, académicas y centros de estudios, que se sintieron impelidos a apoyar, solidarizar y hacer suyas las demandas y la movilización docente, crean condiciones para convertir a este promisorio encuentro de acción e ideas en algo más perdurable, dando fin a una larga etapa de estagnación, desaliento y desesperanza de la clase trabajadora y el pueblo.
Algo muy parecido se está incubando, también con rasgos de espontaneidad en el Sector Salud, otro de los temas primordiales y urgentes por remediar en provecho de los más postergados, que son el grueso de nuestra Sociedad quienes se equilibran en forma inestable en la precariedad, el abandono y la depredación de sus vidas.
Se puede constatar que es el mismo sistema salvaje que está incubando su propia destrucción por su incapacidad de superar los elementos valóricos e ideológicos, sus instituciones y prácticas que lo caracterizan: la deshumanización, la injusticia social, la desigualdad, el atropello a las libertades y derechos esenciales, la ausencia de fraternidad y solidaridad societal, el atropello a la diversidad de las personas y a las diferentes pueblos y comunidades del país, a las nuevas necesidades que emergen.
Este Paro y el movimiento social que está desencadenando nos está permitiendo abrir los ojos y ayudarnos a entender que para acortar las desventuras que padecemos, el mal vivir, los temores que nos estremecen, la propagación de la violencia sorda y sin sentido, la despersonalización y la pérdida de nuestra identidad, la perversión de la ética institucional, social y ciudadana, la uniformidad y estandarización del país, de sus comunidades y territorios, la aceptación de un poder voraz, endogámico y oligárquico, el desprecio al pensamiento crítico y creador y a los
intelectuales, la depredación salvaje del medio ambiente y tantas otras lacras que nos llueven como granizo, hacen necesario (re)construir entre todas y todos una nueva alternativa cultural, social, económica y política, porque Otro Chile es Posible.

NELSON VIVEROS LAGOS

FNES

Junio de 2019.-

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