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Opinión: Se fractura el bloque sindical y con ello Unidad Social

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por Pilar Andrea Arredondo Farias

Desde hace un tiempo que se vienen dando señales inequívocas de que existen fuerzas centrífugas al interior del Bloque Sindical, que sin duda es el motor de Unidad Social, conglomerado que ha intentado aglutinar a las distintas fuerzas de izquierda que representan una posición más confrontacional al actual modelo. Señales que se repitieron en la reciente
conferencia de prensa, celebrada por el bloque sindical el jueves 19 de marzo, en la sede de los funcionarios de la inspección del trabajo, haciéndose evidente que hay un conflicto. A esta cita, en que el Bloque Sindical anunciaba su llamado a “Huelga Humanitaria en defensa de la
vida”, llamando a los trabajadores a quedarse en sus casas para no exponerse y anunciaba un plan concreto de medidas para no perjudicar a los más de 2.7 millones de trabajadores que viven de salarios variables, (comercio, restaurantes, vendedores, taxistas, etc.,) no concurrió la
directiva de la CUT.
Los problemas se vienen incubando desde fines del año pasado. Los sectores vinculados a los partidos tradicionales, como la CUT, el comercio y algunos gremios de la salud, han mantenido una conducta para muchos, zigzagueante. Una de ellas, la Confusam con su dirigente histórico
Esteban Maturana, ex militantes del PRO, aparece con un discurso muy radical hacia el exterior, pero al interior pacta permanentemente con la presidenta del gremio, la dirigente Gabriela Flores, militante de la D.C, de allí que se produzcan permanentes roces al interior de Unidad Social, en especial por el rol activo de Maturana de figurar como “vocero” cuando muy pocos le reconocen dicha condición. Algo más complejo y contradictorio ocurre con otra organización vinculada a la salud, Fenprus, que agrupa a los profesionales de este sector, que se muestra cada vez más condescendiente con la ex Nueva Mayoría, al punto que su presidente Aldo Santibáñez (P.S.), le ha abierto las puertas sin restricción a uno de hombres
más influyentes de la NM, el asesor conocido en el ambiente como operador del P.S., Carlos Cano, casado con la ex ministra de Bachelet, Maria Fernanda Villegas, de una cuestionada reputación debido a las prácticas utilizadas en sus asesorías.
Por la otra vereda, aparecen diferentes actores, una parte de la ANEF, que se ha distanciado de la CUT, encabezada por su presidente, el socialista José Pérez Debeli, dirigente apreciado por sus pares y alejado de las prácticas de la cocina y que se muestra más llano a generar espacios de unidad con otros actores menos contaminados, lo que le ha costado caro, debiendo lidiar al
interior de la ANEF con dirigentes que responden directamente a los partidos, como el comunista Carlos Insunza, férreo opositor a Debelli, así como con activos militantes de su propio partido, tales como la vicepresidenta Ana María Gutiérrez, activa militante del PS e incondicional de la CUT.
Por el Colegio de Profesores, aparece el profesor Mario Aguilar, militante del PH, que en el pasado reciente tuvo serios enfrentamientos con el PC en su gremio, especialmente con Gajardo y la propia presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, aunque comentan sus adversarios, que hoy día habrían estrechado lazos, ya que el PC y el PH s encuentran fuera del FA y por
tanto, se estarían aglutinando en una nueva estrategia electoral.
Y finalmente, la Coordinadora NO+AFP, organización de hecho, que reúne en su dirección a varios de los mismos gremios en conflicto, dirigida por el independiente, aunque de reconocida tendencia trostkista, Luis Mesina, quien ha mantenido desde hace años públicas diferencias con la CUT en especial con los sectores vinculados a la ex NM y en particular con
Bárbara Figueroa.
Las razones del conflicto estarían en el realineamiento de los distintos sectores. El grupo liderado por la CUT, donde se encuentran la Fenpruss, sindicatos del comercio y metalúrgicos, apuestan por establecer vínculos más estrechos con el gobierno. Su estrategia es garantizar el triunfo del plebiscito renunciando a posturas más radicales, como lo sería seguir demando una Asamblea Constituyente, lo que exige no hacer olitas de aquí hasta que se lleve a efectos dicha consulta ciudadana. En cambio, el otro sector, aunque no tiene pleno acuerdo sobre la estrategia, es partidario de mantener la movilización social y defender la autonomía de los partidos tanto de los del FA, como los de la ex Nueva Mayoría.
Esta disputa se veía venir, tanto dirigentes sindicales que conocen a Mesina, a Figueroa y Aguilar, no apostaban a que esta unidad construida para avanzar en mejores condiciones laborales pudiera durar mucho. Desde que se constituyó Unidad Social, entre los gremios y organizaciones mencionadas, junto a la Confech, la ACES, Ukamau, Modatima, Coordinadora 8M y AFEP, las cosas fueron difíciles, primero partió la ACES, luego la coordinadora 8M y ahora, parece ser que la Unidad Social tan necesaria para enfrentar los desafíos del presente y el futuro, está llegando a su fin. Si esto será mejor o peor, no se sabe, algunos señalan que fue
una experiencia importante, fue el Bloque Sindical el que logró llevar adelante el paro del 12 de noviembre que paralizó gran parte de la economía y dejó a Piñera sin dormir, demostrando que la unidad es necesaria. Pero lo que fue un avance en un momento, puede terminar siendo un freno para las futuras movilizaciones, es quizá eso, lo que a algunos los hace redepositar o redirigir las confianzas, la unidad mantenida hasta ahora no ha sido sin costo para varias organizaciones, es sabido que el aceite con el vinagre nunca pueden unirse profundamente, solo lo hacen por un momento. Habrá que esperar los nuevos acontecimientos de esta
procesión que va por dentro.

Por Pilar Arredondo

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