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La Transición al Socialismo

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Traducido del «Grundsatzprogramm» de la SAV[1], del alemán, por Johannes Ullrich para Revista Socialismo Revolucionario.

El capitalismo ya a principios del siglo 20, dejó de desempeñar un papel progresivo. Su decadencia se mostró, y se muestra, extremadamente por el fascismo, las dos Guerras Mundiales, los conflictos y guerras interminables en el tiempo entre y después de estas dos, la superexplotación y la opresión de las masas en el mundo colonial y más tarde ex-colonial, las catástrofes de hambruna, la destrucción del medio ambiente, y las condiciones de vida miserables para la mayoria de las poblaciones que vivieron, y viven, bajo el sistema capitalista.El siglo 20 pasó a la historia marcando el inicio de la transición al socialismo. Durante casi todo el siglo, la idea del socialismo fue bien anclado en la consciencia de los sectores progresivos y organizados del movimiento obrero. El deseo de acabar con el sistema de poder y explotación capitalistas, se mostró en olas revolucionarias que se derramaron por todo el planeta después de la primera y de la segunda guerra mundial. La Revolución Rusa de 1917 empezó un nuevo capítulo de la historia de la humanidad. Latifundistas y capitalistas fueron expropiados y el aparato de poder burgués-zarista fue destruído. Por un corto tiempo, los trabajadores mantuvieron el poder mediante una democracia de consejos llamados Soviets. Fue el más democrático gobierno que haya existido en la historia hasta ahora. Pero por la traición a las revoluciones en Alemania, Austria, Hungría e Italia, por sus correspondientes líderes social-democratas, el primer estado obrero del mundo quedó aislado y sufrió una guerra civil de varios años desencadenada por 21 ejercitos imperialistas que invadieron el territorio ruso.

Es obvio que, con estas condiciones catastróficas, una contrarrevolucion fue inevitable. Tuvo lugar en la forma de una dictadura encabezada por Stalin. Todos los enemigos politicos fueron eliminados, y millones de personas fueron muertas. La revolución degeneró. De sus logros se mantuvieron sólo la propriedad estatal de los medios de producción, el monopolio estatal del comercio exterior y la economia planificada. Pero desde el punto de vista político, la clase trabajadora perdió todos sus derechos. La República Democrática Alemana (RDA) y los demás estados donde fue derrocado el capitalismo después de la segunda guerra mundial, se hicieron estados estalinistas siguiendo el ejemplo de Union Soviética: Propriedad estatal de los medios de producción con una dictadura totalitaria unipartidista. El hecho que el estalinismo permaneció estable durante unas décadas, se explica por la superioridad de una economía planificada sobre la anarquía capitalista. La Union Soviética en pocas decadas se transformó en una potencia mundial, conteniendo y domando al imperialismo durante y después de la segunda guerra mundial.

En el curso del desarrollo de los estados estalinistas, la burocracia se convirtió en una freno cada vez más grande para el progreso económico y social, porque la burocracia siempre significa: desorganisación, desgobierno, corrupción, nepotismo, asfixia de initiativa y creatividad. Las veces que la burocracia defendió la economia planificada, fueron sólo cuando le garantizó privilegios y poder. Cuando, a finales de los años 80, su poder empezó de tambalear, se pasó al campo del capitalismo. Los intentos de la burocracia de superar la crisis introduciendo elementos de una economia de mercado, fueron el inicio de contrarrevolucion capitalista. En la RDA y los demás estados estalinistas, lo que fracasó no fue la economia planificada, sino la burocracia. No faltó „el mercado“, sino la democracia obrera.

El afán de las masas de derrocar las causas de la explotación, en este siglo se mostró en el hecho de que en las seis décadas que siguieron a la revolución rusa, hubo revoluciones que derrumbaron al capitalismo en todos los continentes. 60 años después de la revolución de octubre, un tercio de la humanidad (Unión Soviética, Europa del Este, China, Cuba, Siria, Vietnam, Corea del Norte, Laos, Yemen del Sur, Camboya, Burma. Mozambique, Angola, Etiopia) ya no vivían bajo control imperialista, sino con propiedad estatal y economia planificada – pero deformadas por el estalinismo. En casi todos estos paises, después de la expropiación de los capitalistas hubo avances basados en la propriedad estatal y una economía planificada, lo que hubiera sido imposible bajo condiciones capitalistas. Entonces, por décadas, la necesidad histórica de una economía planificada se impuso. La burocracia y los estados nacionales, a fines de los años 70 se convirtieron en una atadura para el desarrollo de las fuerzas productivas, de relativa a absoluta. Los conflictos de intereses entre los burócratas estalinistas nacionales inhibieron la superación de estalinismo, y ni siquiera se logró un nível de integración económico como comparable al que se hizo en la Unión Europea y sus precursores en Europe del Oeste.

En los estados estalinistas, la clase trabajadora trató desde los años 50 hasta los 80 de derrocar el dominio de la burocracia estalinista y de construir una democracia obrera verdadera por sublevaciones revolucionarios. Este proceso de revolución política empezó en 1953 con la rebelión en la RDA. Siguieron levantamientos revolucionarios en 1956 en Hungría y Polonia, 1968 en la Checoslovaquia, 1971 y 1980 otra vez en Polonia. En este último país, la clase trabajadora había construida un sindicato poderoso de 10 millones de miembros, la Solidarnosc, que durante el doble poder de 1980/81 por un año dominó el desarrollo de la sociedad. Pero a la clase trabajadora les faltó un liderazgo revolucionario con un programa y una estrategia para el derrocamiento de la burocracia y la construcción de una democracia obrera. Entonces, el proceso revolucionaria finalmente acabó en una derrota. Y esta derrota creó la base para la restauración capitalista a finales de los años 80.

Incluso en el centro capitalista europeo vimos revoluciones en los años 60 y 70. En pleno auge pos-guerra, hubo un levantamiento revolucionario en Francia en 1968. Y la primera recesión mundial en 1973/74 resultó en una serie de revoluciones en el mundo que en Europa llegaron a Portugal y Grecia. Si en las revoluciones del siglo 20 hubiese existido un partido revolucionaria como en Rusia, el mundo con certeza ya sería socialista. La clase trabajadora en sus revoluciones sufrió innumerables derrotas porque los líderes de los partidos de trabajadores y de los sindicatos usaron su control sobre los movimientos para traicionarlos.

En la ola revolucionaria después de la primera guerra mundial, los líderes de la social-democracia salvaron a la clase dominante de la perdida de su poder, sobre todo el Partido Socialdemocráta (SPD) alemán durante la revolución de noviembre. Después de la degeneración estalinista del partido comunista de la Unión Soviética y de toda la Tercera Internacional, los partidos comunistas también adoptaron el papel de conducir las revoluciones hacia derrotas o de limitarlas a la superación de algunas formas capitalistas de propiedad y dominio burocrático. Por eso, Trotski constató en los años 30 que la crisis de la humanidad es la crisis de la dirección del proletariado. Y esta crisis en 1989 causó un cambio historico: La falta de una revolución política exitosa en la Union Soviética y otros estados estalinistas desembocó en la contrarrevolucion capitalista. Paralelamente con esto, y vinculado fuertemente con el colapso del estalinismo, se produjo el aburguesamiento completo de la social-democracia.

Los llamados Partidos Comunistas se deslizaron más a la derecha y están en un proceso de declinación. Estas dos derrotas históricas fueron usadas por la burguesia para iniciar una ofensiva ideológica en que pregonaron el fin del socialismo. Pero la clase trabajadora volverá a entender su rol histórico y volverá al socialismo.

Contra el Estalinismo

Hasta ahora ningún país del mundo ha sido socialista, porque se trató de paises que habían abolido la propriedad privada capitalista, pero donde la economia estaba dirigida de forma no democrática por una capa privilegiada de burócratas. Nuestro rechazo del estalinismo se basa en el analisis y el programa de Trotsky y la Oposición de Izquierda en los años 20 y 30. Defendieron los logros de la Revolución de Octubre, lucharon contra la burocratisación y estalinisación, y pagaron por eso con sus vidas. Para Trotski, la Union Soviética bajo Stalin era un estado obrero degenerado. Pero „estado obrero“ sólo en el sentido que el capitalismo y el latifundismo habían sido abolidos y fueron creadas relaciones de propiedad que representan el interés histórico de la clase trabajadora.

La propiedad estatal de los medios de producción es un prerrequisito necesario, pero no suficiente, para el socialismo. Mientras exista una economia carencial, una élite burocratica en el poder y la falta de derechos para la población trabajadora, no se puede hablar de un desarrollo hacia el socialismo. Socialismo no puede ser construido en un sólo país como dijeron los estalinistas. El socialismo enlaza con el nivel capitalista más desarrollado del desarrollo de las fuerzas productivas. El capitalismo, por división global del trabajo y la integración económica, creó un mercado mundial. Entonces también el socialismo sólo se puede realizar internacionalmente, porque las condiciones sólo existen a nivel internacional, pero no en un país individual (y aún menos si es atrasado).

Una revolución en un país puede llevar a una democracia obrera. Pero si este proceso no se realiza con participación activa de las masas y se termina a nivel mundial, una deformación es inevitable. La burocracia no es un elemento necesario de la economia planificada – tal cómo los capitalistas sí son un elemento necesario del capitalismo -, sino una úlcera de cancer parasitaria. La burocracia no es una clase propietaria, sino una casta en poder. En los estados estalinistas, consumió gran parte de la riqueza social, pero por su control del aparato de estado, no porque fuera propietaria privada de los medios de producción. Las burocracias desde Stalin hasta Honecker no defendieron la economia planificada por convicción socialista, sino porque fue el origen de su poder y sus privilegios. Pero como toda minoría en el poder, no abandonó esta posición voluntariamente. Por eso, Trotski ya planteó la alternativa para los estados estalinistas: O se logra la creación de una democracia obrera mediante una revolución política, o la restauración del capitalismo esta al orden del día.

El Socialismo no es una utopía

La visión del socialismo que tiene la SAV no tiene nada que ver con el estalinismo y el „socialismo“ reformista. Para nosotros, socialismo significa – en el sentido de Marx, Engels, Lenin, Luxemburgo y Trotski: propiedad común de los medios de producción, a nivel mundial, planificación y control democrático de la economía y la sociedad por la población trabajadora. Eso presupone una revolución socialista. Su tarea es de transformar los medios de producción en propiedad común, y construir órganos de administración democráticos de la clase trabajadora en reemplazo del aparato de estado burgués. Lo cual es posible si la fuerza de la clase trabajadora es usada de manera resuelta en el momento correcto, para romper con el poder de los capitalistas. La revolución socialista empezará en un país, pero no podrá terminarse en un sólo país. Una exitosa revolución socialista en un país o algunos países, por el momento no puede tener como objetivo inmediato el socialismo, sino una democracia obrera.

Reiteramos: el Socialismo en un país es imposible. Las dependencias económicas en las esferas de la economía y de la política hoy son más fuertes que nunca. Las fronteras de los estados se convirtieron en un gran obstáculo para el desarrollo de las fuerzas productivas.

El socialismo debe liberar las fuerzas productivas de sus ataduras nacionales. Esto significa que la revolución socialista debe ser una revolución mundial.

[1] SAV, Organización hermana de Socialismo Revolucionario de Chile, miembro del Comité por una Internacional de Trabajadores (CIT) en Alemania. (nota del traductor)

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