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LA HISTORIA QUE NO CESA

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Pepe Gutierrez-Álvarez

No fue hasta la Ilustración que los grandes revolucionarios de la Roma clásica comenzaron a ser rehabilitados, vistos con otros ojos, a través de una documentación más amplia y contrastada. Este fue el caso conocido de Espartaco, que fue reconquistado en los primero comunistas alemanes –espartaquistas-, por la literatura de izquierdas –Arthur Koestler, Howard Fast-, y finalmente por el cine…También lo fue aunque en menor grado Lucio Sergio Catilina (109-Pistonia, 62 a.C). El más trágico de los revolucionarios romano. Denigrado por la his¬toria y por el célebre Cicerón, Catilina encabezó una conju¬ra contra el gobierno romano. Procedía de la alta nobleza de Roma, era un soldado y siempre se había mostrado dis¬puesto a defender la causa de los pobres. No se conocen sus ideas más que por sus adversarios. Por ejemplo, dice Cicerón refiriéndose a él; «Los que quieren ser amigos del pueblo y desposeer a los ricos, suprimir las deudas…, etc., quebrantan los cimientos del Estado… Porque la tarea de éste consiste en defender la propiedad… ¿Cabe atreverse a proponer quitar un bien a su propietario legítimo para dár¬selo a otro? Por haber hecho semejante proposición, lo cual no se había visto jamás en los anales de la historia, ejecu¬taron los lacedonios al rey Agís… ¿y por qué fueron muer¬tos asimismo nuestros Gracos, sino a causa de todos esos conflictos y esos repartos de la tierra?»
Sin embargo, Catilina, fue admirado por la población pobre y esto tuvieron que reconocerlo conser¬vadores como el historiador Salustio (La conspiración de Catilina) , que escribió sobre su conjura; «Mientras le obedecía el mundo entero de Este a Oeste, sometido por la fuerza de las armas, y gozaba de tranquilidad y prosperidad en el interior, hubo, empero, ciudadanos bastante estúpidos y bastante criminales para intentar precipitar el Estado y precipitarse ellos mismos a la ruina». Catilina trató primero de encauzar sus reformas contra la oligarquía a través del Senado, pero fue derrotado por el partido del orden. Entonces preparó la insurrección que fue descubierta el 5 de diciembre del año 63 a.C. Antes de la batalla final se dirigió así a sus tropas: «No pedimos poder ni riquezas, que son fuentes de todas las guerras y de todos los conflictos. Pedimos sencillamente libertad». Fue derrotado por las tropas de Cicerón que le dedicó sus famosas Catalinarias. Un concepto que resucita cuando las pasiones políticas se ponen en primer plano, pasiones que no hace tanto un filósofo tan ponderado como Josep Ramoneda, consideraba poco menos que muertas. Quizás tendríamos que aprender y analizar las cosas sin ira y con estudio, sobre todo cuando se trata de temáticas tan pasionales como las “nacionales” donde las variaciones de opiniones son tanta y cambian a veces rápidamente.

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