Tamara Norambuena
La mofa de Yerko Puchento a Cecilia Pérez y todas sus consecuencias mediáticas, son una muestra de dos hechos: nos reímos a partir de nuestros propios atrasos políticos y también nos reímos de los intocables, los poderosos.
Si bien, Cecilia Pérez es una mujer despreciable, como mujeres nos merecemos una crítica política. Porque la fealdad de ella no está en su físico sino en los intereses que representa, la derecha fiel al servicio de los más ricos, los coludidos, los que corrompen diputados, senadores o alcaldes, los que defienden un modelo económico impuesto por la fuerza sangrienta de una dictadura y que tan bien ha administrado la Nueva Mayoría. Representa la carga de una institucionalidad y una constitución putrefacta e inamovible, representa la total impunidad de la derecha fascista.
.Cecilia Pérez es sujeto político, es mujer y también es opresora, porque el modelo país que ella ha defendido ha sido brutal con las mujeres trabajadoras y nuestro sistema previsional así lo demuestra, la precarización del empleo, los salarios más bajos a igual función frente a los hombres, la desprotección en salud, la explotación, etc.
En esta sociedad patriarcal y capitalista, los atrasos nos hacen reír de la apariencia, condición sexual, étnica, por gordas, por feas o por viejas; Cecilia Pérez se ha cocinado en la misma salsa que ella ha defendido. ¡ Eso es el patriarcado, así se ha fundido con el capitalismo!
La discriminación que ella reclama, es la misma que enfrentamos todos los días las mujeres de la clase trabajadora con este modelo .
Hay que subvertir el poder no sólo en el discurso, hay que hacerlo a partir de la crítica política y de clase, hay que hacerlo con la fuerza de la movilización.
Aprendamos que las mujeres también somos sujetos de derechos políticos y critíquennos por eso; ni por feas ni por gordas; el género nos une, pero la clase nos divide.
