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CHILE, CHINA, COREA DEL SUR Y LA UE INTERPUSIERON BARRERAS A LA IMPORTACIÓN DE BRASIL

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Coletazo comercial por la carne podrida

Temer intentó minimizar la crisis, pero los principales mercados compradores reaccionaron con desconfianza.

Temer aseguró que Brasil tiene un sistema rigurosísimo de inspección sanitaria.  
El coletazo internacional por la exportación de carne adulterada desde Brasil se hizo fuerte. Montados sobre la crisis causada por el operativo “Carne débil”, una denuncia de la Policía Federal que recayó sobre los hombros de JBS y BRF por vender supuestamente carnes vencidas y reses muertas por enfermedades, Chile, China, Corea del Sur y la Unión Europea (UE) decidieron interponer distintos tipos de barreras a la importación de carne brasileña. Con el escándalo golpeando a las puertas de los frigoríficos brasileños, el presidente Michel Temer intentó minimizar los daños causados a la industria debido a la investigación de la policía por corrupción en la inspección de alimentos.

Fue en vano el intento de generar confianza de Temer, que había invitado a una churrasquería a 40 embajadores el domingo para demostrar que la carne brasileña merecía seguir comercializándose en las grandes ligas mundiales,  los principales mercados compradores de Brasil reaccionaron con desconfianza frente a las revelaciones de que 21 frigoríficos están investigados por la presunta adulteración de carnes para permitir el consumo incluso luego de la fecha de vencimiento.

Brasil es líder mundial en carne procesada y es el primero en el mundo en la producción de carne de pollo, con exportaciones que alcanzan a 150 países. Los frigoríficos JBS y BRF, las dos grandes locomotoras de la exportación brasileña de carnes y que están directamente impactados con las investigaciones, niegan los cargos. Temer intentó reducir los daños para la economía durante su presentación en la Cámara de Comercio Brasil-Estados Unidos en San Pablo, donde afirmó que existe un número diminuto de frigoríficos involucrados en la supuesta red desbaratada por la PF la semana pasada.

“Para nosotros el agronegocio es importantísimo y no puede ser devaluado por un asunto menor, que debe ser sancionado, claro, pero que no puede comprometer a todo el sistema que creamos en los últimos años, con exportaciones a 150 países de la carne brasileña”, dijo Temer. El mandatario aseguró que Brasil tiene un sistema rigurosísimo de inspección sanitaria y afirmó que en el operativo fueron afectadas 21 unidades de producción de alimentos, ante 4850 plantas de frigoríficos existentes en el país. “Es un número diminuto”, subrayó el mandatario al intentar llevar confianza a la platea de empresarios de la cámara binacional.

“En las denuncias de la policía hay mucha fantasía, muchas idioteces”, dijo el ministro de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento, Blairo Maggi, ex gobernador de Mato Grosso cuyos negocios agrícolas le hicieron ganar el apodo de rey de la soja la década pasada. El ministro anunció que China, principal socio comercial de Brasil, pidió explicaciones y detuvo los embarques destinados a su país a modo de prevención. Antes se había manifestado Corea del Sur, otro gran importador, a través de un vocero de su Ministerio de Agricultura, en Seúl, que informó sobre la suspensión de la importación de pollo brasileño.

Del pollo que importa Corea del Sur, 80 por ciento proviene de Brasil y la mitad de esta cantidad la produce BRF. Por su parte, el vocero de la UE para asuntos sanitarios, Enrico Brivio, dijo a la agencia local Estado que el bloque le pidió al gobierno de Brasil garantizar que todos los involucrados en el fraude no puedan exportar hacia Europa. “Les recomendamos a los 28 gobiernos europeos que sean extravigilantes con los embarques desde Brasil y que aumenten los controles en las aduanas”, sostuvo, aunque aclaró que no se había encontrado ninguna irregularidad hasta el momento.

El escándalo de la carne en Brasil alcanzó incluso a las negociaciones comerciales que mantienen el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la UE, con los agricultores europeos urgiendo a garantizar las normas de seguridad de los 28 miembros horas antes del inicio de una nueva ronda que tuvo lugar ayer en Buenos Aires. Los países de Mercosur –Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay– “no tienen las mismas normas que nosotros, tal como demuestra el caso descubierto en Brasil”, denunció el secretario general del principal sindicato europeo de agricultores Copa-Cogeca, Pekka Pesonen.

Desde el intercambio de ofertas arancelarias en mayo entre ambos bloques, todo como paso previo a la reanudación de las rondas de negociación formal en octubre, ese sindicato europeo expresó su oposición a un acuerdo de libre comercio, por la inclusión de productos agrícolas sensibles.

Los ganaderos europeos tampoco dudaron en lanzarse contra el mercado brasileño. “Es ultrajante darle una segunda chance a Brasil”, dijo Patrick Kent, de la asociación de productores irlandeses, citado por el diario O Estado de S.Paulo. En tanto Chile suspendió las importaciones hasta tener aclarado el origen de la carne que compra.

El presidente de la Asociación de Comercio Exterior de Brasil, José Augusto de Bastro, dijo que la imagen externa de Brasil será afectada y seguramente habrá pedidos de nuevos certificados en mercados exigentes como Arabia Saudita, China y Japón. La Asociación Brasileña de Industria Exportadora de Carne (Abiec) fustigó la operación policial, en la que se habla de que el ácido ascórbico usado en las carnes podría ser cancerígeno.

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Nuestro comentario a la noticia.

WERKEN ROJO

No se entiende porqué si las autoridades chilenas cerraron la importación a las carnes provenientes de Brasil, no se dio la misma instrucción para las carnes brasileras que están en  los supermercados, y que son las que tienen mayor probabilidad de ser carnes en proceso de putrefacción y estar adulteradas, justamente cuando en Brasil es menos probable que ahora se exporten carnes descompuestas.

La medida de las autoridades de cerrar la importaciòn de carnes desde Brasil para proteger la salud de la población es correcta, pero no parece seria si no se prohibe al mismo tiempo el consumo de la carne ya importada desde Brasil. La razón parece ser evitar perjudicar la alta ganancia de las grandes empresas propietarias de las cadenas de supermercados en Chile.

La ganancia no puede estar sobre la salud de la gente.

 

 

 

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