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Chile – Lumi Videla Moya – ver vídeo

2017
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www.memoriaviva.com/Ejecutados/Ejecutados_V/videla_moya_lumi.htm

Lumi VIDELA MOYA

 

 El 21 de septiembre de 1974 fueron detenidos por agentes de la DINA en Santiago los cónyuges Lumi VIDELA MOYA y Sergio PEREZ MOLINA, ambos militantes del MIR.  Numerosos testigos dieron cuenta de su permanencia en el recinto de José Domingo Cañas.

El 3 de noviembre Lumi Videla murió en una sesión de tortura a la que era sometida en el recinto de José Domingo Cañas.  Según el informe de autopsia, la causa precisa de la muerte fue la asfixia producto de una obstrucción de la boca y la nariz estando el cuerpo de cúbito ventral. Sergio Pérez desapareció desde ese mismo recinto.

El 4 de noviembre de 1974 se encontró el cadáver de Lumi Videla en el lado interior de una pared del jardín de la embajada de Italia, en la comuna de Providencia. La prensa de la época informó que habría sido víctima de los asilados que se encontraban en la embajada, en el marco de una orgía. La embajada, por su parte, desmintió que Lumi VIDELA se hubiera encontrado asilada en el recinto.

La Comisión llegó a la convicción de que Sergio Pérez desapareció por acción de agentes de la DINA, y que Lumi Videla murió por efecto de la tortura que le infligieron agentes del mismo organismo, en violación de los derechos humanos de ambos.

(Informe Rettig)

29 de Marzo de 2004 La Nacion

Restos de Lumi Videla a memorial de desaparecidos

Los restos de la ejecutada política y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), Lumi Videla fueron trasladados ayer al Memorial del Detenido Desaparecido, ubicado en el Cementerio General.

La ceremonia estuvo precedida por un homenaje, realizado por amigos, familiares de Videla e integrantes del MIR, frente al número 1305 de la calle José Domingo Cañas, en la comuna de Ñuñoa, lugar en que se ubicó uno de los centros de tortura y reclusión clandestina de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA).

Según el informe Rettig, que consignó las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura, el cuerpo de Videla fue arrojado por desconocidos al interior de la embajada de Italia el 4 de noviembre de 1974, sin embargo, la autopsia reveló que la joven murió un día antes durante una sesión de tortura.

Lumi Videla Moya

(Por su madre)

El 21 y 22 de septiembre de 1974 fueron detenidos por agentes de la DINA en Santiago los cónyuges Lumi VIDELA MOYA y Sergio PEREZ MOLINA, ambos dirigentes del MIR.

Lumi Videla Moya,  fue detenida en la calle. Fue conducida al recinto a cargo de la DINA ubicado en José Domingo Cañas, lugar donde fue salvajemente torturada y muerta en noviembre de 1974. El cadáver de esta víctima fue arrojado a la Embajada de Italia, pretendiendo hacer aparecer este crimen como ocurrido en ese lugar, lo que posteriormente fue descartado en la investigación judicial. El informe de autopsia de la víctima señala que la causa precisa de la muerte fue la asfixia producto de una obstrucción de la boca y la nariz estando el cuerpo de cúbito ventral.

La detención de Lumi Videla, el día anterior a la de Sergio Pérez, fue conocida por numerosas personas que permanecieron recluidas con ambos en el recinto secreto de la DINA ubicado en Avda. José Domingo Cañas y en especial por doña Rosalía Amparo Martínez Cereceda, amiga del matrimonio y que estuvo detenida en ese lugar. En declaración jurada de fecha 28 de junio de 1990, la testigo relata la forma en que fueron detenidos sus amigos: «…su detención fue el 21 de septiembre de 1974, vivía con Sergio Pérez en una casa de calle Santa Rosa, cerca de Departamental… Lumi y Sergio Pérez tenían un acuerdo previamente establecido para los efectos de dar señales sobre la detención de uno o del otro y en ese plan se incluía que habría un plazo límite para la entrega de la información sobre la casa donde vivían ambos. Ocurre que Lumi es detenida el 21, la llevan a la sala de torturas y ella relata que soportó el plazo, que bien pudo ser de 24 horas. Ello significaba que Lumi durante veinticuatro horas no había concurrido a los puntos o contactos que tenía ese día, por lo que esa inasistencia serviría para que Sergio se enterara que algo había pasado y que ella había sido detenida».

Tanto Sergio Pérez Molina como su esposa Lumi Videla Moya fueron llevados al recinto de José Domingo Cañas donde -según testigos- se les torturó brutalmente con el objetivo concreto de que entregaran información sobre el paradero del máximo dirigente del MIR, intensamente buscado en esa época.

También se sabe por la declaración de una testigo, que Sergio Pérez Molina fue confrontado con su propia cónyuge, con ella y con el marido de ésta, : «Aproximadamente entre el 24 y el 25 de septiembre, , los jefes del recinto reunieron a la testigo y su marido, Lumi Videla y Sergio Pérez, y dos agentes de la DINA. El objetivo de esa reunión era conocer el nombre del enlace con el Jefe maximo del MIR.. Todo estaba girando en ese momento en la percepción de que se estaba muy cerca de dar con el paradero del Jefe máximo del MIR Miguel Enríquez; y contaban con la certidumbre que habían asestado un golpe inmenso a ese movimiento con la detención de Sergio Pérez Molina. Este último, estando en esa reunión mostraba un estado físico calamitoso producto de las intensas torturas y de los malos tratos que se le habían infligido. Los jefes de la DINA señalaron a los demás concurrentes a esa cita, que el deber de estos detenidos era salvar la vida del Sergio Pérez, quien según sus palabras «se moría». A cambio de la información del nombre del enlace de Enríquez, prometían dispensar una debida atención médica a Pérez y con ello salvarlo de la muerte. Inclusive los agentes de la DINA, señalaron que no era necesario que contestaran de inmediato, que podían reflexionar sobre el punto. Concluida la reunión, los detenidos fueron llevados a la habitación donde originalmente se encontraban. La testigo estaba profundamente conmovida por el estado de salud de Pérez, el que realmente estaba grave, tal cual lo habían señalado los agentes de la DINA y conmovida aún más por la petición de ayuda que le había manifestado el propio Pérez. Fue al día siguiente que a esa pieza fue virtualmente lanzado a su interior Sergio Pérez, quien lo único que hacía era permanecer inmóvil, quejándose de sus múltiples lesiones, tenía un balazo en una pierna, la que no había sido atendida médicamente, tenía una úlcera reventada y vomitaba sangre a cada momento. Sólo fue mantenido en ese lugar junto a los otros detenidos, entre ellos su mujer Lumi Videla, por espacio de una hora. Se trataba indudablemente de un neto acto de presión sobre estos, para que apuraran en alguna forma una decisión sobre lo solicitado, el nombre del enlace con Miguel Enríquez». Agrega más adelante la declarante en este mismo documento, refiriéndose a la situación del afectado: «Sergio Pérez siguió siendo torturado y sus gritos se escuchaban en toda la casa. Allí ocurre un hecho importante, en una tarde se escuchan gritos de Sergio y luego unos carrerones de gente por la casa que expresaban «un médico, un médico», señalando que Pérez se estaba muriendo, que estaba muy mal y que había que llevarlo a un hospital. Lumi Videla pidió permiso para ir a despedirse de él; la sacaron un breve rato, lo suficiente sólo parece para verlo y nuevamente fue ingresada a la pieza de los detenidos. Se escucharon rápidas carreras y una especie de camilla arrastrando a Sergio Pérez. Ese sería el último día que se vio y escuchó a Sergio Pérez».

El día 4 de noviembre de 1974, el cadáver de la esposa de Sergio Perez, Lumi Videla, fue arrojado a los jardines de la Embajada de Italia, informándose por la prensa de la época que el homicidio de ésta había ocurrido en el interior de esta legación diplomática y en el curso de «orgías entre asilados». Esta versión quedó totalmente descartada en la investigación judicial realizada por el Ministro señor Juan Araya puesto que en ella se pudo establecer fehacientemente que la fallecida nunca estuvo en ese lugar en calidad de asilada. Esta causa fue sobreseída posteriormente por la imposibilidad de ubicar a los autores del delito.

Mi hija Lumi

Desde niña demostraba su condición de líder y tenía una gran empatía con la gente. Era alegre, llena de vida y muy precoz, tanto, que cuando tenía apenas un año no habló con palabras sueltas sino con frases, lo que me dejó atónita. Cuando ella nació yo todavía era adolescente, tenía 21 años y no sabía nada de guaguas y venía egresando de la Universidad Técnica del Estado.

Cuando Lumita estaba más grandecita también me sorprendía con sus expresiones. Como cuando yo le hacía una justa observación ella me replicaba: «déjame vivir mi vida y respirar mi aire». Muy independiente, estudiosa y responsable, siempre estaba preocupada de los demás, sobretodo si eran más desprotegidos.

Cursó la Enseñanza Media en el Liceo renovado «Darío Enrique Salas» que, a diferencia de los liceos tradicionales, era más abierto, más permisivo, más tolerante, con una disciplina menos rígida y su influencia en Lumita fue muy decisiva en su formación de adolescente porque le reafirmó las características que le había impreso nuestro hogar, formado por los dos abuelos maternos (maestros ambos y jóvenes aún) y yo. Esto conformó una jovencita solidaria, humana, generosa, veraz, responsable, que alternaba sus estudios con bailes semanales.

Postuló a los 16 años a Filosofía y al término de la carrera de 5 años entró nuevamente a la Universidad de Chile a estudiar Sociología. Cursaba el tercer año el 11 de Septiembre de 1973.

La relación abuelo-nieta (la primera nieta) fue muy importante en la formación de Lumita tanto en la Enseñanza Media como en la Universidad. Fue él quien le imprimió la disciplina y organización en los estudios. Era como un padre para ella, ya que no vivía con aquél. Se instalaban en el escritorio del abuelo y él atendía sus consultas, aclaraba sus consultas, etc. Lo invitaba para que fueran a comprar y lo único que comparaba eran libros. Entre los 13 y 14 años ya estaba leyendo a Simone de Beauvoir, lo que yo hice a los 30 años.

Durante su carrera de Filosofía se fue manifestando en forma más definida su interés por la política, lo que constituiría, con el tiempo, su objetivo más importante: luchar por lograr una sociedad más justa y más humana, sin abusos, discriminaciones o explotaciones. Es decir, llegó a ser una revolucionaria.

Paralelamente a sus luchas en pos de la libertad, la igualdad y la justicia, Lumita se realizó como madre a los 22 años y disfrutó a su pequeñito 3 años, hasta el fatídico golpe de estado de 1973.

Los psiquiatras han afirmado siempre que la pérdida más dolorosa es la del hijo. Cuando yo le pregunté a la psiquiatra que me estaba tratando una grave depresión por qué no podía superar la pérdida de Lumita me contestó que no se supera, sino que tenía que vivir con mi dolor.

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